martes, 19 de febrero de 2013

La Batalla Por El Socialísmo

Como ya deberíamos saber el socialismo es el control por parte de la sociedad, que debe ser organizada como un entero sobre todos sus componentes, algo así como un cardúmen inmenso de peces que se desplazan en la misma dirección y actúan siempre instintivamente de la misma manera, tanto los medios de producción como las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas, deben estar acopladas a la misma ideología, que no puede ser otra que la de fusionarse  en pro de la defensa y el bienestar de cada uno de sus integrantes. Esto implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva y consciente de la vida social, productiva y económica. El gobierno como instancia colectiva se convierte en el ente regulador de este sistema, en el marco de una sociedad compleja, frente a la posibilidad de formas diferentes de gestión descentralizada de la colectividad, tanto por vías autogestionarias como de mercado. 

Para la venia de los capitalistas y burgueses, en nuestro país no han habido cambios explosivos o drásticos que pudiesen llevar a una desaparición contundente del dogma neoliberal, paradójicamente, el gobierno establecido bajo las banderas filosóficas del legado de Marx y Engels, lleva 14 años de cambios endebles y paulatinos. El hecho de que hace apenas un año sea cuando se legaliza una nueva ley del trabajo es una prueba irrefutable de esto, y hasta dan al patronato un año de holgura más para que se adecue a estos primigenios edictos, que siguen estando todavía muy lejos de construir un verdadero formato socialista, donde el desconocimiento casi total de esta ideología es el máximo común denominador del proletariado venezolano, y que, evidentemente no existe quien lo explique, pues incluso la matriz sindical debe dar paso y permitir la formación de una organización aún más compleja y extensa, como lo son los Concejos de Trabajadores.

Por lo tanto podemos asegurar que el tipo de socialismo que se pregona en Venezuela es algo así como el Light of Light, el espejismo de un oasis en un desierto inclemente y de donde seguramente no saldremos ilesos, por que el camino de retorno es aún más largo y peligroso que el de avance hacia lo improvisado y desconocido. 

Estas diatribas lógicamente han ido incrementando una lucha de clases donde el gobierno utiliza su poder contra los poderosos y en medio de estas turbulentas aguas dos cardumenes, ambos muy irregulares y derivados de un pueblo históricamente dividido, que se dispersa despavorido con cada batacazo de estos inmensos cetáceos antagónicos.
     
Las formas históricas de organización tipo socialista han surgido espontáneamente por la necesidad social de los seres humanos a integrarse definitivamente por una causa común, por lo que podemos asegurar que todas las naciones y razas de la tierra tarde o temprano tendrán que recurrir a ellas. Esto debido al colapso de un sistema cada vez menos sostenible para el planeta y los seres humanos. De esta espontaneidad por fuerza de lógica surgieron sociedades tan antiguas como el imperio Inca (quienes formaban una casi perfecta comunidad socialista destruida en su totalidad por el poderío de los conquistadores españoles) y la ex-Unión Soviética, desintegrada como es sabido gracias a la influencia Norteamericana a través de sus cuerpos de inteligencia. 

En un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los medios de producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y con esta el capitalismo como forma de apropiación del trabajoasalariado, que se supone, partiendo de la teoría del valor trabajo, una forma de explotación por vía económica. Dentro de la secuencia histórica de los modos de producción esbozada por Friedrich Engels, el capitalismo es la última sociedad con clases y el socialismo el primer paso a su extinción.

Aunque desde la caída del muro de Berlín ha habido una ofensiva ideológica contra el marxismo y las ideas del socialismo en general, la historia continúa y se vuelve cada vez más conflictiva, no solo por el fracaso si no también por el colapso definitivo del capitalismo, donde evidentemente el establishment estadounidense será el ultimo reducto y quienes harán todo lo posible por defenderlo, pues gracias a él, paso a ser el país hegemónico más poderoso de la historia humana, por lo que el futuro nos deparará grandes guerras, donde evidentemente y por necesidad surgirá un ganador y no será otro que el socialismo. 

A pesar de que se espera este desenlace —o, quizá, debido a ello—, los admiradores de las supuestas virtudes del capitalismo están dedicando grandes recursos a afirmar que el colapso del estalinismo demuestra la inviabilidad del socialismo. Se dice que la totalidad de las ideas elaboradas por Marx y Engels, y desarrolladas posteriormente por Lenin, Trotsky y Rosa Luxemburgo, están totalmente desacreditadas. Sin embargo, un análisis más riguroso revela una crisis de la mal llamada economía de libre empresa, que, tan sólo en los países industrializados, condena a 22 millones de seres humanos a una vida de inactividad forzada, derrochando el potencial creativo de toda una generación. La sociedad occidental se encuentra en un callejón sin salida, no sólo económica, política y social, sino también en el terreno de la moralidad y la cultura. La caída del estalinismo, que fue anticipada por los marxistas hace décadas, no puede disfrazar el hecho de que, en la última década del siglo XX, el sistema capitalista ya se encontraba en una crisis profunda a escala mundial. Los estrategas del capital miran hacia el futuro con un profundo desasosiego. Los más honestos se hacen una pregunta que no se atreven a contestar: ¿No tenía Marx razón después de todo?

Será nuestro país capaz de dar los cambios necesarios en avance hacia el futuro? y de ser lo suficientemente maduros para entender el momento histórico que vivimos, cuantos se mantendrán firmes hasta el final? por que seguramente al ser tocados sus intereses muchos engrosarán las filas de los nuevos enemigos del socialismo.

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